martes, enero 19, 2010

Carvajal y César Arredondo





©2010 Carvajal Art
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Conocer y trabajar, junto al maestro de la escena: César Arredondo, es un privilegio. Pocas veces en la carrera profesional, uno tiene la oportunidad de conocer a maestros, en el complejo y difícil, arte de la actuación, pero mucho más, lo es, encontrarse con un verdadero prócer, de la escena chilena.
Luchador incansable, por sus profundas convicciones, que desde lo social, a lo ético, pasando por la política, le han generado duras experiencias, durante la dictadura y la democracia. Y eso constituye, un valuarte que solamente pueden exibir algunos. Actuar en concordancia y honestidad, con lo que se piensa y se siente, es sin duda alguna, un sello característico, de quienes dejan huella, en aquello que hacen. Que no se acomodan a lo políticamente correcto, sino que en su generosidad, luchan por aquello que sueñan y que en definitiva aman.
Con los pedagogos y profesores uno aprende conocimientos, datos, contenidos. Con los maestros, uno se adentra en la sabiduría. Y esa sabiduría, no ha sido gratis. Es el producto de un gran esfuerzo y de una experiencia, a prueba de todo. Años y años de trabajo constante, dando origen a cientos de personajes, César Arredondo, ha hecho camino en todas las áreas: Cine, Teatro, Televisión; y eso se nota.
Es ahí, donde descubro nuevamente, la magia en mi vida, que por esos milagros de la existencia, me ha permitido, compartir con un gran ser humano y aprender en cada instante, en esta relación, que se da al interior de la creación artística.
Todo un honor, compartir con alguien, que no habla de la historia del teatro chileno, desde la academia, sino de una vida consagrada, al rito de la representación, donde la risa y el llanto, no son solo máscaras, sino esencia, pasión, grandeza, valentìa, arrojo y coraje, que hacen que uno lo respete cada día más.

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miércoles, enero 13, 2010

Carvajal y Pedro Quezada



Llegamos bastante tarde, a la Laguna de Aculeo esa noche, habíamos estado filmando todo el día y apenas descansado, un par de horas, antes de emprender viaje, desde Santiago de Chile.


Alvaro, comenzó a buscar algo en la despensa, con el objetivo de preparar comida, para todo el grupo que venía en camino, con los equipos. Unos huevos y un arroz graneado, fue el improvisado menú, entre anécdotas de la niñez y de como el cine había llegado a mi vida, cuando hacía cortos, en formato de 8 mm.



El grupo no tardo en llegar y luego de una amena comida, nos pusimos a conversar, con Pedro Quezada y Erika Pulgar, de cine, tratando de alejar al sueño, que se nos venía implacable, sobre nosotros.


En aquella oportunidad, señalé que un actor sin un director, no existe, no es nada. Simplemente porque el actor no se puede dirigir así mismo, ya que la percepción de su trabajo, depende de la percepción del director, que tiene la imagen de la totalidad de la obra, mas allá de la particularidad, de un personaje.


Desde un comienzo, la relación entre actor y director, fue excelente, ya que la disposición a entregarme a la visión que Pedro, tenía de Néstor, dejaba amplios espacios, para la creación, desde mi visión y concepción actoral. Néstor era un personaje difícil, ya que no tenía textos y todo su mundo estaba sugerido por el entorno y ciertas actitudes físicas, que daban cuenta de un personaje, atormentado por sus recuerdos, su culpabilidad, agobiado por la sensación de abandono y pérdida. Un personaje que se concentra solo en sobrevivir, mediante la recolección y venta de cartones usados, en medio de un ambiente hostil y despiadado, donde el hambre es la constante, en el epicentro de su miseria.


Pedro, comprendió de inmediato, que la construcción de Néstor, pasaba por un proceso de creación que se sustentaba en las diferentes propuestas que yo le realizaba, en cada ensayo y la opción, de su elección, en vistas a concretar, su concepción del personaje, materializado a través de mi trabajo.


Por lo general los directores son de pocas palabras, ya que su medio de expresión son las imágenes y el formato cinematográfico, mediante el cual llevan adelante, la estructuración de su relato. De ahí que, la relación director-actor, sea compleja y requiera, mucho afecto. Aunque parezca paradójico, en la creación de un personaje, se aplica un método rigurosamente estricto, pero la relación con los actores, necesita invariablemente, mucha comprensión y afecto, por parte de quien tiene la responsabilidad de dirigir.
Los actores, son seres complejos y extremadamente sensibles. Ya que su labor es muy difícil, en la medida en que se ubica en un plano esquizofrénico, donde experimentan la sensación de transformarse en otros, que no son ellos mismos. Este traspaso desde un YO a un OTRO, lleva contenido, en forma subyacente, todos los elementos inconscientes, que afloran al momento de comenzar, la manifestación del personaje. Por lo tanto, de la afectuosa relación Actor-Director, puede generarse un proceso creativo, con un feedback permanente.



La comida terminó y yo volví sobre el tema de la relación Actor-Director,y de como uno potenciaba al otro y viceversa. Marcelo Mastroianni, decía que El no existía, que solamente existían sus personajes. Yo pienso, que Marcelo no existiría sin Fellini. Es Federico quien construye a Marcelo y viceversa. Peter Seller, Jack Nickolson, al igual que Malcon Macdowell, no serían lo que han sido para el cine sin Stanley Kubrick, que los lleva al extremo de su capacidad expresiva. Sofía Loren, no existiría sin Carlo Ponti. Marlon Brando, Robert De Niro y Al Pacino, sin Scorsesse.


Dirigir a un actor es un desafío, ya que su sensibilidad, a flor de piel, permite el encuentro de los detalles y las sutilezas que un personaje posee. Es en el afecto, donde puede nacer un nuevo ser, que es el personaje. El director debe posibilitar la manifestación del personaje, mediante la estimulación más extrema, de todas las capacidades creativas y expresivas del actor.
En este caso, de El Botero, esta relación se dio, magníficamente, con un gran respeto mutuo y con un gran afecto por el personaje y la realización de la película.


La relación, actor-director, ha de poseer, una comprensión infinita, ya que solo en esa dimensión, se puede establecer un nexo, donde la sinergia, comienza a operar en forma positiva, en función del total de la obra.


En definitiva, ha sido un orgullo trabajar con Pedro Quezada, quien ha logrado lo mejor de mi, en este filme.


Cuando nos tomaron esta fotografía, Pedro se acercó y me dijo: "Creo que es la primera vez que trabajo, con actores, tan profesionales como Uds.". Sus palabras calaron hondo y me reafirmaron, en mi concepción, de que el Arte es una manifestación de amor. Amor a lo que uno sueña, a lo que uno hace y a lo que uno logra, con esa entrega.


Merecido éxito, gran director se inserta, en el nuevo cine chileno, como un referente poético y de valentía absoluta, al atreverse a hacer un filme sobre poesía y hacerlo excelentemente bien.
©2010 Carvajal Art

martes, enero 12, 2010

Carvajal: La cámara en El Botero


La cámara ha sido el instrumento, mediante el cual hemos podido acceder a la experiencia de aquello que llamamos cine. Al comienzo la cámara fue solo eso, un instrumento, que daba la posibilidad de adentrarnos en una situación excepcional, donde todas las variables visuales, eran contenidas, mediante la convención de una realidad, sujeta a una bidimensionalidad, que determina el ámbito de la convención.
La bidimensionalidad, fue hasta la aparición del 3D, el marco teórico, donde una realidad tridimensional era sometida a la convención del 2D. Las limitaciones tecnológicas determinaron un desarrollo de los aspectos estéticos, que pudiesen suplir la carencia de una dimensión, que aparecía sugerida, mediante la estructuración de un lenguaje, que busca lograr una significación dentro de la bidimensionalidad, vale decir, la creación de una supra realidad, que supere la no existencia de la tridimensionalidad. A partir de esa necesidad, nace una estética, que busca el desarrollo mediante el montaje, que se transforma en el gran soporte del manejo de cámara. El montaje posibilita un amplio abanico de posibilidades, a partir del Acorazado Potemkin, de Serguéi Eisenstein, hasta el Ciudadano Kein, de Orson Wells, la cámara va desarrollándose, entonces, ya no es fija, nace el dolly, la pluma o grúa, la segmentación del encuadre mediante los diferentes formatos, hasta la construcción de un relato que recurre a múltiples recursos estilísticos de montaje y mezcla. La cámara estuvo durante años sobre un soporte. La cámara en mano estaba restringida solo al ámbito amateur, donde el formato profesional indicaba un soporte que disimulase la intervención humana en su manejo. En el principio fue el trípode, luego el dolly hasta el staedy cam. La cámara en mano fue aprobada dentro del formato profesional, en el ámbito del documental, donde era eximida de la exigencia de un soporte físico, que evitara, la basculación, el movimiento involuntario, en la búsqueda de la estabilidad de la imagen.
Desde la aparición del movimiento Dogma 95, la cámara, deviene en un elemento que traspasa la condicionante bidimensional, de ser solo un instrumento, para transformarse en un elemento altamente significante.
©2009 Carvajal Art

martes, diciembre 29, 2009

Carvajal, Gustavo Cerati y Tú

Yo me había levantado, con algunas imágenes del Libro de Manuel, de Julio Cortázar, en mi mente, que te había pasado el día anterior y Tú, como siempre insistiendo con Rayuela, tanto así, que esa mañana, estaba como otras, medio complicado, simplemente porque era sábado y los días como esos, era de suponer que algo del todo podría resultar, francamente mal. Pero como el acto, de reírse de nosotros mismos, llenaba todas las mañanas, podría ser una de esas, en que solo podría ocurrir, una nota sobre otra. Tú, sabías cuanto me había costado, conseguirme ese teclado y que había estado toda la noche, elaborando esas interminables secuencias, que habría de mezclar, en algún momento de respiro, a ese devenir, que se venía sobre mí, como una especie de maldición. Tu risa, levantaba todos los colores del alba. Y Tú, con la preocupación de preparar un guacamole, como no lo he probado jamás. No se, cómo fuimos a parar al supermercado. Tú, buscando las paltas, las cebollas y todo lo demás. Yo, pendiente de la radio que no dejaban, de llamarme, para anunciarme alguna desgracia, de aquello que no tenía nada que ver conmigo. –Olvídate-, me dijiste entre risas, mientras yo trataba de cuadrar una nota con otra y el fa sostenido, que se confundía, con tu olor, que me inundaba por entero. Aún era de mañana y nos subimos a mi camioneta y yo te dije: -mira: esto lo compuse anoche-. Esperamos un momento, a que se escuchara en su plenitud. Tú, me miraste con esos enormes ojos claros, entre tus bellos cabellos rubios, al instante que dices:- Yap, vamos, la Ale debe estar esperándonos-, y yo, que ya me había tomado un par de cervezas, accedí a seguir nuestro itinerario. La idea era dar vueltas sobre Avenida Apoquindo, en dirección al hermoso dpto., de Avenida IV Centenario. No lo dudé un instante. Te di un beso y la luv, giró sobre si misma para enfilar hacia el oriente. La Cordillera de los Andes, estaba majestuosa, con un sol prístino sobre nosotros. -¿Qué te pareció?-. Te pregunté, mientras trataba de enredar más tus cabellos en mi mano.-Hermoso-, me dijiste, -como todo lo que haces. Tú, sabes que eres el mejor y por eso te amo. Yap, vamos que son casi las doce-. Apurándome, entre risas, y el tema que sonaba como los dioses. La luz dio, en verde y alcanzamos a avanzar una cuadra, después de Tobalaba, cuando íbamos llegando a Avenida El Bosque Norte, me tomaste la mano, que iba sobre tus muslos, muy cerca de tu sexo como siempre. Y de repente me gritas: ¡¡Mira!! allá va Gustavo...!!.¿Quien…? te pregunté-, sorprendido. Gustavo, había salido un momento antes que nosotros del supermercado, iba con una bolsas junto a su pareja chilena, Cecilia Amenábar, muy embarazada. Tú, bajaste el vidrio y le gritaste: ¡¡ Gustavoooooo!!! Gustavo, miró. Yo detuve la luv, en medio de Apoquindo. Con la mejor de tus sonrisas, le dijiste nuevamente: ¡¡¡ Gustavo!!! Al momento que lo saludabas. Yo me incorporé, de costado sobre ti, tratando de alcanzar la ventana y le grité: ¡¡¡¡Gustavooo, te amamos!!! Gustavo, absolutamente de incógnito dejó las bolsas, del supermercado, sobre la vereda, y alzó sus manos, devolviendo el saludo, al momento que Cecilia asentía con una sonrisa. -¿Viste weón?, que era el Cerati-, me dijiste. Al momento, que como siempre, nos matábamos de la risa, de todo lo que hacíamos.
Cada vez que paso por Apoquindo, tu olor me vuelve a inundar. Seguro que Cerati no se acuerda del encuentro. Pero ahora que un nuevo integrante, te hace feliz y hace solo unos días, este tema se escuchó fuerte, acá en Santiago de Chile, pensé que Gustavo debería saberlo.
Señoras y señores con Uds., un testigo de mi amor, el señor Gustavo Cerati.
©2009 Carvajal Art.


jueves, diciembre 24, 2009

Carvajal: Viejo Pascuero

Cuando yo era niño, mi madre preparaba bolsas con dulces y pequeños presentes, para ir a repartir a los niños pobres, que vivían cerca de nuestra casa. Los cuales vibraban de emoción al recibir sus regalitos. Eso me marcó, ya que era un rito que repetíamos todos los años después de ir a la misa de Navidad.
Pasaron los años y yo decidí hacer un taller de teatro, para el Patronato Nacional de la Infancia, que reunía a los niños más pobres del centro de Santiago de Chile. Disfrutaba compartiendo en forma gratuita mis conocimientos, con pequeños que jamás habían tenido la experiencia de asistir a una obra teatral.
Al final del año, la directora me solicitó, que yo oficiara de Viejo Pascuero, para que repartiera los regalos. Mis hijos habían decidido participar, de esta experiencia y estarían en aquella fiesta. Por mi parte, deseaba mantener la magia del momento, de manera tal que nadie, pudiese siquiera sospechar, quien haría el papel de Papá Noel. Por lo tanto, mis hijos llegaron a la fiesta y yo les dije, que tenía que salir a buscar al Viejo Pascuero, que al parecer estaba retrasado. Mi caja con maquillajes y mi vestuario, me esperaban en una de las salas contiguas. Con la complicidad de las profesoras, logramos que nadie, ni siquiera los padres, pudiesen ver a la persona que habría de representar al pascuero.
Todos los niños estaban muy excitados, la sola idea de la llegada de este personaje, los hacía gritar que llegara pronto, para recibir los regalos y sacarse una foto, para inmortalizar ese mágico momento, en que el Viejo Pascuero, cumplía con sus deseos.
Luego de unas campanadas y la clásica risa, hice entrada en escena. Los niños estaban fascinados, me tironeaban el traje, pidiéndome que los tomara en brazos. La mayoría de ellos impactados hasta la emoción, de ver por primera vez al Viejo Pascuero en persona. Como siempre he tenido mala memoria para los nombres, solicité que cada niño y niña, llevara un distintivo con su nombre, bien destacado.
Así, uno por uno los iba llamando y buscando su regalo, en un enorme bolso que me había construido para la ocasión. Los más grandes algo sospechaban´, aunque tenían dudas, al momento de llamar a mi hijo Ismaél. Le decían: "parece que es tu papá". Y el Isma se acercó y les dijo:
-"No, él no es mi papá, es el Viejo Pascuero"-.
- Jo jo jo jo. ¿Y dónde está tu papá?...-, le pregunté, al momento que lo tomaba y lo sentaba en mis piernas.
-"Fue a buscarte y parece que se cruzaron en el camino"-, me dijo con cierta preocupación.
-"Jo jo jo...,no te preocupes querido Isma, tu le vas a entregar el regalo por mi..., pero antes..., nos vamos a tomar una fotografía, para que tu papá sepa, que el Viejo Pascuero existe y estuvo aquí contigo...".
Un flash, inmortalizó ese momento.
Y de improviso vi, que muchos ojos brillaban de emoción a mi alrededor y sentí que la vida, nuevamente se había vuelto mágica.
Me excusé, de que tenía muchos niños que ir a visitar, al momento que muchos chicos me despedían entre besos, abrazos y muestras de cariño. Algunos todavía no lo podían creer, entre ellos mi hijo, que cuando regresé, me dijo:
-"Puchas...papá, vino el Viejito Pascuero y tu no estabas..., pero no importa, te dejó este regalo y esta foto, para que tu no dudaras, de su existencia...-
Una gran emoción, me recorrió entero. La magia existía y me había permitido hacer felices, a los más pobres, dentro de los pobres.
Esta navidad seguro estará, el Viejo Pascuero, repartiendo regalos y haciendo felices a los niños pobres, cuando Jesús les sonría desde el pesebre.
Y yo estaré esperando su llegada.
Ahora que miro la foto, no tengo dudas.

El Viejo Pascuero existe.



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miércoles, diciembre 23, 2009

Carvajal: El hermoso trabajo de Erika Pulgar en El Botero


Durante está especie de crónica de un rodaje, mezclado con el making off, de El Botero, he ido, abordando distintos aspectos, desde los cuales se puede analizar la experiencia. Pero a pesar, de que la responsabilidad del film, en su totalidad recae, sobre el director Pedro Quezada, a partir de sus propias palabras, se llega a la creadora del proyecto y directora de arte: Erika Pulgar.

Hace años que no tenía contacto directo, con una propuesta tan hermosa, como la que ella elabora. Desde la concepción de estos personajes, a partir de una situación real, la construcción de una imaginario poético, donde cada detalle está rigurosamente cuidado. Cada elemento fue elaborado, supervisado y re elaborado por ella, con un detalle cercano al preciosismo, que me hacen recordar, las puestas en escena de Vittorio de Sica, en Ladrón de Bicicletas, Muerte en Venecia de Luchino Visconti, donde el detalle constituye el todo, en un juego de sinécdoques, que entrelazados van tejiendo una trama, que parte de una historia, para adquirir vuelo poético.

Desde la concepción de las telas, pasando por los juegos de colores, los tintes, los diferentes materiales con los cuales trabaja, van dando cuenta de su inmensa capacidad plástica, para plasmar en los elementos, la sustancia sobre la cual ha de estructurarse el relato.

La ubicación espacial de los elementos, asi como sus formas, texturas van dando cuenta del mundo que poseen Néstor y Pichón. Un mundo real, pero que en la manera de yuxtaponerse, crean una sensación onírica, digna de los decorados de Fellini.

Desde el comienzo, desde las primeras pruebas de maquillaje, pasando por el vestuario, hasta la intervención corporal a la que fui sometido, hubo una concordancia y voluntad de probar y buscar, diferentes alternativas que dejasen satisfecha su exigente proligidad.

Y el resultado, ha emocionado al director de cine y postulante al oscar: Miguel Littin y ha sido premiado, más que merecidamente con un 7. La más alta calificación en mi país, a la que se pueda optar.

Felicitaciones pues, ya que desde esta mirada estética, se vislumbra un nuevo cine chileno, donde el detalle, no es mero decorado, no es mero adorno, sino que se instala como un soporte altamente significante, donde la hermosura es el resultado.

©2009 Carvajal Art