©2010 Carvajal Art
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Conocer y trabajar, junto al maestro de la escena: César Arredondo, es un privilegio. Pocas veces en la carrera profesional, uno tiene la oportunidad de conocer a maestros, en el complejo y difícil, arte de la actuación, pero mucho más, lo es, encontrarse con un verdadero prócer, de la escena chilena.
Luchador incansable, por sus profundas convicciones, que desde lo social, a lo ético, pasando por la política, le han generado duras experiencias, durante la dictadura y la democracia. Y eso constituye, un valuarte que solamente pueden exibir algunos. Actuar en concordancia y honestidad, con lo que se piensa y se siente, es sin duda alguna, un sello característico, de quienes dejan huella, en aquello que hacen. Que no se acomodan a lo políticamente correcto, sino que en su generosidad, luchan por aquello que sueñan y que en definitiva aman.
Con los pedagogos y profesores uno aprende conocimientos, datos, contenidos. Con los maestros, uno se adentra en la sabiduría. Y esa sabiduría, no ha sido gratis. Es el producto de un gran esfuerzo y de una experiencia, a prueba de todo. Años y años de trabajo constante, dando origen a cientos de personajes, César Arredondo, ha hecho camino en todas las áreas: Cine, Teatro, Televisión; y eso se nota.
Es ahí, donde descubro nuevamente, la magia en mi vida, que por esos milagros de la existencia, me ha permitido, compartir con un gran ser humano y aprender en cada instante, en esta relación, que se da al interior de la creación artística.
Todo un honor, compartir con alguien, que no habla de la historia del teatro chileno, desde la academia, sino de una vida consagrada, al rito de la representación, donde la risa y el llanto, no son solo máscaras, sino esencia, pasión, grandeza, valentìa, arrojo y coraje, que hacen que uno lo respete cada día más.
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