Creo que Dios, me dio una nueva oportunidad, y eso me hace cada día más feliz.
Agradezco a quienes me llamaron y mostraron su preocupación.
El peor castigo que pueden recibir, quienes atentaron contra mi y persisten en atentar contra mi propiedad privada, es mi felicidad.
Estoy cierto que alguien murió ese dia en el accidente y que con renovadas fuerzas, aunque con mucho dolor físico, me levanto y renazco.