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domingo, noviembre 14, 2010

Fragmentos de Silencios

Y Yo estaba como siempre, distraído.
Tu sabes..., distraído de mi mismo.
El asunto es que, de improviso, algo me llamó la atención en la portada, de aquella publicación.
Un olfato ciego.
En vértigo.
Hacia la tómbola de las páginas.
Donde se detuvo la incertidumbre.
De quien no busca nada, hasta que apareces.
Tu, mirando desde el fondo.
Y Yo, absorto en tus pantorrillas.
Y en aquel roce.
De los pómulos a los labios.
De los labios a los dientes.
Del mordisco al quejido.
Y Tu, estabas nuevamente.
Mirándome.
Como absorta.
Mirándome.
En silencio.
Con unos ojos eternos.
Que hacían del cielo, tu mirada.
Tratando de auscultarme.
Tratando de entrar en mi.
Y en mi búsqueda, de la verdad.
Y yo, nuevamente mordisqueando tus pantorrillas.
Al momento que tus pies.
Sobre mi cuello.
Alrededor de mi cabeza.
Me hacían ver como Mercurio,
El verbo alado.
Mi dios regente.
En el reflejo de aquellas sombras.
Que nos seguían, desde lejos.
Entonces...,
El tiempo se deshizo.
En trazos del intenso rojo.
Que te poblaba, desde siempre.
Ese rojo que no dejabas confundir.
En cada alegría de tu rostro.
Y ahí estabas nuevamente..
Mirándome.
En un silencio sordo, de si  mismo.
En la textura de un nuevo alarido.
Vertiéndose de tus labios.
Inundando los espacios.
Rebotando en las esquinas.
Como un eco, disfrazado de recuerdo.
Y ahí, estaba Yo.
Mirándote, ahora sin disimulo.
En la feroz ansia.
De conternerte toda.
A fragmentos de silencios.
A cierta tesitura.
Que se desprende de tu pelo.

Carvajal Art 2010
All Rigths Reserved

miércoles, marzo 24, 2010

Carvajal: Wish You Were Here

La clase sobre Mac Luhan había terminado esa tarde, de primavera, dejándome con ansias de saberlo todo. De pasearme desde la semiótica a la lingüística, sin problemas. Como sabía que en casa, nunca nadie me esperaba, decidí seguir hacia la casa de mi novia, para poner mis pensamientos en orden. El camino era largo y esas notas en la introducción de la guitarra, no dejaban de sonar en mi cabeza. Me había comprado con gran esfuerzo el disco, en vinilo y absolutamente importado, ya que en Chile, no lo editarían hasta un año más tarde. La sagrada, a la sasón de los tiempos, reliquia, me dejaba en una especie de nostálgico éxtasis, que me permitía pensar con mayor claridad, la exposición que debería dar al día siguiente, como ayudante del profesor del ramo de comunicaciones, que así me lo exigía.
Cuando llegué, mi novia estaba seriamente preocupada, de que la parte inferior del bikini, se traslucía, dada la blancura del lycra, que al mojarse dejaba entrever, el negro bello púbico, presente bajo la tela.
-¿Qué opinas tú?, me preguntó.
-Bueno..., yo creo que Mac Luhan, es muy potente, me ha dejado impresionado-.
-No te estoy preguntando eso-, arremetió.
-...Te estoy prenguntando, si tú crees que se trasluce, el traje de baño-.
-Ahhh...-, dije yo.
-Era eso. La verdad es que, a mi me parece muy erótico. Me gusta-.
-...Pero como Carlos...,imagíname saliendo del agua y todos mirándome-,prosiguió.
-Pues, a mi me parece bien que todos te miren. Yo te pediría, que te metieses al agua y volvieses a salir, una y otra vez, antes que se evaporara el efecto óptico-, contesté.
-Ya pues...,ponte serio-, me regañó.
-Pero si Mac Luhan es serio y Dorfles, también lo es. No se, si mas o menos, que Habermas, pero que Umberto Eco, si, a él nadie se la gana-,contra argumenté-.
-Ayy, Carlos, dime, ¿crees que está bien que use un traje de baño que se trasluzca?-.
-Por mí, que se te trasluzca todo. Me seduce al máximo-, aseveré, con una pícara sonrisa.
-Pero...,¿cómo puedes decir eso?, van a andar todos los tipos como babosos, mirándome-, exclamó.
-Bueno..., pues yo seré el primero de todos. Y créeme que no sentiré arrepentimiento por ello. Además, ¿qué tiene de malo?. Al contrario, tu pubis es bello y lo bello es para ser mostrado, expuesto, admirado-, sentencié.
-¡¡ Ayyy...,Carlos. Para ti está bien, pero...,¿ y los otros tipos?.Me preguntó mirándome a los ojos.
-Y que me importan a mí, los otros tipos. Yo soy un esteta y no tengo prejuicios de ningún tipo, ni de ningún tipos-, concluí.
-Bueno, lo voy a ir a cambiar a la tienda-,concluyó.
-Noooo...-, grité.
-Es un placer estético, que no me puedes negar-, supliqué.
-No, Carlos, si se me traslucen hasta los pezones-,indicó.
-Mmmmm, que erótico, eso si que me encanta. Tanto, que hasta, los semióticos, se me olvidan, concluí certero.
En eso intervino mi suegra, diciendo que era indigno, que una mujer se expusiese así.
-Mira, Eliana-, le contesté.
-La dignidad, no tiene nada que ver con el desnudo, ni con el cuerpo. La dignidad, tiene que ver son un sentimiento interno, que va mucho mas allá del cuerpo. Si fuese por eso, tendríamos que ir a taparle las bolas, al "Pensador" de Rodin. O las tetas, a la "Venus" del Nilo-, concluí.
Un silencio, invadió el comedor y sentí que, era hora de marchar a casa.
Mientras esperaba el taxi, me sentí tremendamente solo y cuando el chofer, sintonizó la radio, la guitarra comenzó a dar, los primeros acordes de esa magnífica introducción. Y yo, mientras fumaba, ya entonces,deseaba que hubieses estado aquí.

sábado, marzo 20, 2010

Carvajal y The Cure

El vagón del ferrocarril serpenteaba, por la colina,raudo hacia el sur, que se vestía de verde y amarillo a ratos, esa mañana,en que todo daba vueltas en mi cabeza, a ritmo de tren, a sal tillos, de corchea, sobre tus labios que descendían lúbricos por mi sexo, a contrapunto, de mis latidos, una y otra vez, en busca del néctar de los dioses, que te inundaba, por entero, tras cada gemido, de mañanas, de atardecer es...,cuando mi lengua, recorría lentamente tu piel, desde tu cuello, extendido sobre las sábanas de colores, que bebían de Van Gogh, hasta la más abyecta profundidad, de lo prohibido, de mis manos que jalaban, hacia atrás tu negra melena crespa, como un manojo de trenzas, en cada bocana de aire, que llenaban los silencios, de tus caderas atadas a mis dedos, en la violenta danza entre las sombras, que invocaban a Goya, en tus ojos fundidos con los míos,de la memoria, en la retina, buscando la madrugada, sedienta de estrellas, embriagadas de sudor.


viernes, marzo 19, 2010

Carvajal en Buenos Aires

Yo, caminaba medio distraído por Corrientes, ya me había recorrido Once y en vez de tomar el subte, decidí salir a caminar, en dirección al Luna Park. La noche había sido maravillosamente larga , las Quilmes se sucedían una tras otra, en el Guerrine, en medio de unas pizzas, inolvidables. La Cordillera de los Andes no existía. Tu voz en el teléfono, decía que venías en camino. Las librerías se me venían una tras otra, ante los ojos. Y yo, ya no sabía cuál colección de Cortázar, me llevaría a casa. En la tarde, San Telmo nos estaría esperando, para bailarnos un tango enamorado. Los charcos reflejaban las nubes en el suelo, cuando de improviso, una brisa, me despeinó por entero... y luego Tú, estabas ahí, frente a mí, muy cerca de El Abasto. Tu pelo más rubio que de costumbre, hacía olitas, en la espera. Y tu sonrisa, era la envidia, de las porteñas. El abrazo, fue un reencuentro entre amores. Los besos, una consecución de gestos al pasar. Nos fuimos, en un taxi a lo del Chino, contándonos rápidamente las novedades. La ducha fue un mágico momento, para hacer el amor sin parar. Nunca supe cuanto fue la cuenta del gas, de ese acto interminable. Cataratas de agua, que bajaban raudos desde tus senos hasta tu pubis, donde leía todo mi futuro y Tú, me amabas hasta el amanecer. Caminando desde la estación Luis Pasteur, enamorados, nos pilló El Alvear...entonces me detuve y te dije: -mira, aquí anoche estuve con el Fito. Tocó con el bambino Carámbula y estrenó Tercer Mundo-. Tus ojos brillaban más que de costumbre. Luego proseguí: -El mejor momento fue, cuando cantó a a capella: Yo vengo a ofrecer mi corazón-. Entonces, me miraste con una cara que jamás olvidaré y me dijiste: -pues yo lo acepto, para que esté junto al mío, para siempre-.
Desde aquella vez, cuando la canto a capella, tu cara vuelve a sonreír y mi corazón reconoce al tuyo, en cada latido de la entrega.


Carvajal Art 2010

lunes, febrero 01, 2010

Carvajal: Ecos sobre la Selva

Cienfuegos, es una calle, del centro poniente de Santiago de Chile, la cual aún posee como pavimento, las piedras calizas que cargaban de lastre los barcos, desde Francia y brillan aún, los rieles, también franceses, de los tranvías del siglo XIX, que han sido detalladamente registrados por mi lente.
Su arquitectura recuerda a Paris y Buenos Aires, con casas, de tres pisos y antejardin con rejas, en un estilo que va desde el Art Noveau a la Bauhaus, todas ellas,retratadas por mi cámara y expuestas en la Universidad de Salamanca en España, el año 2003.
El videoclip: "Huellas", fue filmado en Cienfuegos con Agustinas, a dos cuadras de la Plaza Brasil, donde existe un cíber y centro de llamados.

Caminaba siglos en cada paso, hacia esa intersección. Con un sólo dólar en el bolsillo y la alternativa de sobrevivir con ello, o descolgar el teléfono para transformar, las dos palabras mágicas, en ecos sobre la selva.
No lo pensé ni un instante. Tenía que estar: decir...,vine, atravesando los cielos, pisando las nieves eternas, navegando a ciegas por el éter. Era un momento de duelo. No podía faltar. Debía decir:...presente!. Marqué, en esa intersección, mi vuelo eterno por el ciber espacio. Y el dólar fue deshojándose, centavo a centavo, respiro a respiro, beso a beso, en medio de aquellas dos palabras mágicas, que eran ya, sólo ecos sobre la selva.


Carvajal Art 2010

martes, diciembre 29, 2009

Carvajal, Gustavo Cerati y Tú

Yo me había levantado, con algunas imágenes del Libro de Manuel, de Julio Cortázar, en mi mente, que te había pasado el día anterior y Tú, como siempre insistiendo con Rayuela, tanto así, que esa mañana, estaba como otras, medio complicado, simplemente porque era sábado y los días como esos, era de suponer que algo del todo podría resultar, francamente mal. Pero como el acto, de reírse de nosotros mismos, llenaba todas las mañanas, podría ser una de esas, en que solo podría ocurrir, una nota sobre otra. Tú, sabías cuanto me había costado, conseguirme ese teclado y que había estado toda la noche, elaborando esas interminables secuencias, que habría de mezclar, en algún momento de respiro, a ese devenir, que se venía sobre mí, como una especie de maldición. Tu risa, levantaba todos los colores del alba. Y Tú, con la preocupación de preparar un guacamole, como no lo he probado jamás. No se, cómo fuimos a parar al supermercado. Tú, buscando las paltas, las cebollas y todo lo demás. Yo, pendiente de la radio que no dejaban, de llamarme, para anunciarme alguna desgracia, de aquello que no tenía nada que ver conmigo. –Olvídate-, me dijiste entre risas, mientras yo trataba de cuadrar una nota con otra y el fa sostenido, que se confundía, con tu olor, que me inundaba por entero. Aún era de mañana y nos subimos a mi camioneta y yo te dije: -mira: esto lo compuse anoche-. Esperamos un momento, a que se escuchara en su plenitud. Tú, me miraste con esos enormes ojos claros, entre tus bellos cabellos rubios, al instante que dices:- Yap, vamos, la Ale debe estar esperándonos-, y yo, que ya me había tomado un par de cervezas, accedí a seguir nuestro itinerario. La idea era dar vueltas sobre Avenida Apoquindo, en dirección al hermoso dpto., de Avenida IV Centenario. No lo dudé un instante. Te di un beso y la luv, giró sobre si misma para enfilar hacia el oriente. La Cordillera de los Andes, estaba majestuosa, con un sol prístino sobre nosotros. -¿Qué te pareció?-. Te pregunté, mientras trataba de enredar más tus cabellos en mi mano.-Hermoso-, me dijiste, -como todo lo que haces. Tú, sabes que eres el mejor y por eso te amo. Yap, vamos que son casi las doce-. Apurándome, entre risas, y el tema que sonaba como los dioses. La luz dio, en verde y alcanzamos a avanzar una cuadra, después de Tobalaba, cuando íbamos llegando a Avenida El Bosque Norte, me tomaste la mano, que iba sobre tus muslos, muy cerca de tu sexo como siempre. Y de repente me gritas: ¡¡Mira!! allá va Gustavo...!!.¿Quien…? te pregunté-, sorprendido. Gustavo, había salido un momento antes que nosotros del supermercado, iba con una bolsas junto a su pareja chilena, Cecilia Amenábar, muy embarazada. Tú, bajaste el vidrio y le gritaste: ¡¡ Gustavoooooo!!! Gustavo, miró. Yo detuve la luv, en medio de Apoquindo. Con la mejor de tus sonrisas, le dijiste nuevamente: ¡¡¡ Gustavo!!! Al momento que lo saludabas. Yo me incorporé, de costado sobre ti, tratando de alcanzar la ventana y le grité: ¡¡¡¡Gustavooo, te amamos!!! Gustavo, absolutamente de incógnito dejó las bolsas, del supermercado, sobre la vereda, y alzó sus manos, devolviendo el saludo, al momento que Cecilia asentía con una sonrisa. -¿Viste weón?, que era el Cerati-, me dijiste. Al momento, que como siempre, nos matábamos de la risa, de todo lo que hacíamos.
Cada vez que paso por Apoquindo, tu olor me vuelve a inundar. Seguro que Cerati no se acuerda del encuentro. Pero ahora que un nuevo integrante, te hace feliz y hace solo unos días, este tema se escuchó fuerte, acá en Santiago de Chile, pensé que Gustavo debería saberlo.
Señoras y señores con Uds., un testigo de mi amor, el señor Gustavo Cerati.
©2009 Carvajal Art.