Las personas se manejan con y por datos, cuando hay mayor cantidad de datos, hay más elementos para poder construir un relato. El relato es parte del discurso por cierto. Inversamente, a menor cantidad de datos, el relato se hace inverosímil, escapando del plano real, se construye una historia sobre unos datos incompletos, que rápidamente pueden ser cuestionados en su verosimilitud, de manera tal, de cambiar el eje de la historia. al constatar, que la ausencia de datos estaba dando cuenta de que aquellos que se poseían eran erróneos, incorrectos o falsos.
Por ejemplo:
El asesino no es el asesino. Es el policía. Pero de improviso alguien mata al policía, entonces, ¿quién es el asesino?, la falta de datos nos mueve, a indagar, buscar, elucubrar, imaginar una respuesta. Dudamos, ahora dudamos de todos, de los policías y los asesinos. Si se accede a más datos, podemos llegar a concluir de que no se sabe quien es quién, los personajes, con los mismos textos pueden cambiar sus roles, al interior del relato. Al punto tal de que no se sabe qué o quien es el asesino del policía, pero igual de improviso, alguien lo mata., es el caso de: Infiltrados, con la actuación magistral de Di Caprio y Jack Nicholson y varios mas.
Entonces, la duda nace de la ausencia de datos, uno duda cuando no tiene la certeza y la certeza te la dan los datos. Pero uno como espectador o lector, no pretende "controlar" los actos pensamientos o dichos de los personajes, ni tampoco los cuestiona, uno quiere obtener más datos para que sea real. Uno quiere saber por la ausencia de datos. Las cosas se vuelven reales una vez que a fuerza de datos se desligan del relato. Eso es lo que hacen lo grandes escritores, manejan muchos datos de los personajes y logran hacerlos reales y ponerlos en situaciones reales, en la medida en que nosotros, leemos o percibimos esa cantidad enorme de datos, ahora bien la genialidad llega con la síntesis.
Shakespeare por ejemplo: entrega datos duros de primera, en los primeros segundos se sabe donde estás, que haces ahí, y en qué tiempo.
Si, no se acotan las unidades de Tiempo, Espacio y Acción, no se logra hacer real el relato.
Aunque el autor del relato, jure, que es verdad.
Para poder hacer real y creíble tu relato, sea lo que sea, tienes que recurrir necesariamente a esas tres unidades.
Por eso no es lo mismo, que el personaje diga un texto donde estén contenidas las unidades antes mencionadas. Shakespeare era genio, lograba ubicarte de inmediato y hacer creíbles sus historias. A Otello lo vuelve loco, a punta de falta de datos, que lo hagan dudar. Así lo maneja como personaje, en relación a los celos. Le da mínimos datos respecto a aquello que es lo más preciado para él. Frente a la ausencia de datos nace la conjetura. Los datos sueltos no sirven, buscan al relato, para tener un todo.
Desde ahí nace la sinécdoque como figura retórica, el Todo por la Parte.
Cuando todo se vuelve fragmentario como en Rayuela, el todo se arma a partir de los datos. Son los datos y vaya qué cantidad de datos. Se vuelve real, para nosotros como lectores. En el libro de Manuel, son una cantidad de datos impresionantes. Hasta los datos de los periódicos aparecen. Y el final es difuso por eso. No tenemos datos que nos entreguen certeza respecto a lo que pasó. De ahí viene la frase tan usada, para esconder la verdad: "...en un confuso incidente..." La confusión nace de la falta de datos. Si yo, como lector, espectador, receptor, no tengo los datos suficientes o correctos, llego a confusión. Confundo una situación con otra. Y reacciono de acuerdo a ello. La confusión genera caos. Con sus consecuencias injustas e irracionales. Shakespeare tuvo la genialidad de transformar la confusión en comedia, de ahí viene el nombre "comedia, de equivocaciones". Sueño de Una Noche de Verano, por ejemplo.
La falta de datos nos genera angustia. Aquello que suponemos que existe pero no sabemos qué es o cómo. Las novelas o filmes, de terror trabajan el horror, en base a la falta de datos, no sabemos qué está pasando, ni quién provoca lo que pasa.