El día, era uno de fiesta para Chile, había ganado y aún la gente, soñaba con llegar a la final.
En medio de bubuzelas, gritos, bocinazos y algarabía, se realizó el estreno de El Botero. Fútbol versus poesía. Deporte de masas versus género literario, casi de elite, con el devenir del tiempo.
Hace unos meses escribía un post, que decía: "las palabras no existen, sólo los silencios". Y esta certeza, se materializa en el film, en forma concreta.
Una hermosa puesta en escena, que luego de la correción del color y ciertos ajustes en el audio, quedó más maravillosa que la primera versión que habíamos visto en diciembre pasado. Hermosos parajes de nuestro país, para ser el escenario de una apuesta, que lejos de las tendencias en boga, iba en busca de la poesía, en todos, los niveles del relato.
Chile es un país de poetas, tenemos montañas de poetas y hacer un film, que habla desde la poesía hasta el fenónemo social, es evidentemente una locura, en nuestros tiempos, en que la palabra, el logos, perdió su verdadera esencia, en el trasvasije, desde el lenguaje analógico, al lenguaje digital. Dejando al ícono, como el eje en la estructuración del discurso.
Este cambio de un lenguaje por otro, no es un problema semántico, ni de forma. Implica todos los problemas que conlleva el fenómeno en sí mismo.
El Botero, se perfila en medio de una postmodernidad, difusa como sus límites, donde la poesía nace como acto poético, al ser visto desde la marginalidad y la precariedad de la existencia, como soporte de un logos que es casi un recuerdo; De una palabra que algún momento significó algo, pero que ahora es solo vacío, soledad, y devastación. Donde el dolor de la pérdida, es el único rastro de humanidad, que les va quedando a dos mendigos, que ya lo han perdido, casi todo. En medio de una sociedad, donde el concepto dignidad no existe. Manipulado hasta el extremo, a fuerza de repetición serial, cual obra de Warhol, se desgastó hasta dejar de existir. Y por ende la indignidad. Una sociedad no digna, de nada, ni siquiera de si misma. Donde la humanidad, es una palabra, que sirve de adorno, para una existencia, que se debate, entre lo irreal y lo soñado.
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