Durante está especie de crónica de un rodaje, mezclado con el making off, de El Botero, he ido, abordando distintos aspectos, desde los cuales se puede analizar la experiencia. Pero a pesar, de que la responsabilidad del film, en su totalidad recae, sobre el director Pedro Quezada, a partir de sus propias palabras, se llega a la creadora del proyecto y directora de arte: Erika Pulgar.
Hace años que no tenía contacto directo, con una propuesta tan hermosa, como la que ella elabora. Desde la concepción de estos personajes, a partir de una situación real, la construcción de una imaginario poético, donde cada detalle está rigurosamente cuidado. Cada elemento fue elaborado, supervisado y re elaborado por ella, con un detalle cercano al preciosismo, que me hacen recordar, las puestas en escena de Vittorio de Sica, en Ladrón de Bicicletas, Muerte en Venecia de Luchino Visconti, donde el detalle constituye el todo, en un juego de sinécdoques, que entrelazados van tejiendo una trama, que parte de una historia, para adquirir vuelo poético.
Desde la concepción de las telas, pasando por los juegos de colores, los tintes, los diferentes materiales con los cuales trabaja, van dando cuenta de su inmensa capacidad plástica, para plasmar en los elementos, la sustancia sobre la cual ha de estructurarse el relato.
La ubicación espacial de los elementos, asi como sus formas, texturas van dando cuenta del mundo que poseen Néstor y Pichón. Un mundo real, pero que en la manera de yuxtaponerse, crean una sensación onírica, digna de los decorados de Fellini.
Desde el comienzo, desde las primeras pruebas de maquillaje, pasando por el vestuario, hasta la intervención corporal a la que fui sometido, hubo una concordancia y voluntad de probar y buscar, diferentes alternativas que dejasen satisfecha su exigente proligidad.
Y el resultado, ha emocionado al director de cine y postulante al oscar: Miguel Littin y ha sido premiado, más que merecidamente con un 7. La más alta calificación en mi país, a la que se pueda optar.
Felicitaciones pues, ya que desde esta mirada estética, se vislumbra un nuevo cine chileno, donde el detalle, no es mero decorado, no es mero adorno, sino que se instala como un soporte altamente significante, donde la hermosura es el resultado.
©2009 Carvajal Art