Muchas veces al mostrar las fotografías, de una serie sobre el Santiago antiguo, en especial del Barrio Brasil y en específico de los rieles del tranvía, como tema. He sentido que su complejidad no llega a concretarse en un mensaje que, sea fácilmente de codificable por el espectador.
En esta serie de fotografía sobre los rieles, trabajo en varios niveles del discurso fotográfico.
Desde la composición clásica, que de acuerdo a las leyes de la zona áurea y los puntos que determinan los tres tercios de un segmento, para establecer desde ahí, los puntos de fuga de una imagen. En el caso de la fotografía, esto se hace evidente desde el nacimiento de un extremo del riel, que está en la zona áurea, hacia el otro extremo , en el punto exacto de la misma proporción, pero en ese segmento.
Cuestionar semántica mente, desde la imagen, la composición clásica en el plano, con las proporciones clásicas de la composición, tensionando la líneas de fuerza, al interior de la imagen, de manera que la velocidad establecida de punto a punto, transforme la materia-objeto, del registro digital, en otra cosa, que adquiere otra forma, y que buscar significar, desde esa nueva forma, para construir un discurso, que desplaza a la fotografía desde el plano bidimensional, hacia la configuración de formas, que se alejan de la figura, para desde el abstracto, elaborar un alternativo, no ya nuevo, discurso, un alternativo"constructo".
En la imagen, se busca además, que esa forma significante, establezca una relación beligerante, entre esas masas significantes.
El asfalto como materia. no ha sido utilizado en escultura, pero yo lo uso como elemento, como forma significante. Y desde la revolución industrial, que vio en el asfalto un referente de la modernidad, en el concepto de un elemento efectivo para cubrir la tierra, hasta transformarse en calle, camino, vía.
El riel por oposición corresponde a otra etapa histórica, es la era del hierro. Forjados en Francia, llegaron hasta las calles de Santiago de Chile.
Y en esta contienda de tiempos y de movimientos, el asfalto y toda su modernidad, ha tratado en vano de avallasar la historia de la era del hierro. Una y otra vez, caliente como negra piedra de fuego, ha tratado de cubrir la historia. Y en apariencia lo logra. Hasta las primeras lluvias, donde el paso de la misma modernidad, lo fragmenta, lo muele, lo hace desaparecer, hasta que emerge desde el fondo, el hierro del riel.
En una esquina del centro de Santiago. En Agustinas (por el lado monacal) con Cienfuegos (por el lado masón), se libra en el piso una cruenta lucha entre dos eras, del pasado.