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domingo, junio 20, 2010

Carvajal y José Saramago


Era la tarde de marzo, de un domingo más, el loft, se expandía en lo ignoto de su extensión, en esa interminable soledad. Todo parecía normal, afuera, los sonidos se encabritaban unos sobre otros, en el rebote del cemento,colándose por la pequeña ventana, del gran ventanal, que miraba hacia el norte; dejándose caer hasta mis oídos, suavemente. Sentado, quieto, cabizbajo en el silencio, con los ojos hacia adentro, en medio de la negrura de la incertidumbre. Un segundo, como un screen que sólo recuerda, las formas, las figuras y todos sus colores, con sus texturas, que hacían de mis dedos,todo su goce. Yo no veía nada, a tientas me incorporé desde el foutón, hasta el mueble de la televisión, tropecé con la mesa de centro y boté una figurita, que adornaba, sobre el cuadrilátero de vidrio, en la cual, recuerdo, se reflejaban, las nubes en su lento caminar. Casi inmóvil nuevamente, a riesgo de volver a tropezar, me detuve a pensar, tratando de recordar el objetivo de mi periplo, en búsqueda de algo, que no sabía, su exacta ubicación. A tientas nuevamente, logré ubicar el control remoto. Encendí, en un acto de digital reconocimiento, de los botones, que me recordaran su función. Supuse que la imagen estaría en la pantalla, cuando de improviso, comienza a hablar un señor. Y ese señor, da paso a la presentación del libro, acerca de la Ceguera...y quien habla, es José Saramago. El, no me podía ver a mí, ni yo a El, solo escuchar. La emoción me comenzó a inundar, sin piedad. Mi regreso, hecho camino incierto, fue un vía crusis, sin fin, una retórica de la imagen, latente en la retina. Una entelequia del recuerdo. Apenas un devaneo, de todas las ansias.
Caí lentamente, como de costado, absorto en sus palabras. Y volví a quedarme quieto, en silencio interior, escuchando, solo escuchando.
Esa tarde, fuimos sólo dos ciegos: José Saramago y yo.

Maestro, nos vemos luego, gracias por su compañía, nos dejas lo mejor de TI, convertido en Evangelio.

Carvajal Art 2010

In Memoriam José Saramago