Esa tarde, estaba ansioso, porque llegara luego la hora del recital, hacía un calor "bárbaro", en palabras del conserje del edificio del Barrio Once. Para aprovechar el tiempo, me fui recorriendo Corrientes, desde El Abasto hasta el Luna Park. Buenos Aires, era mucho más inmenso de lo que imaginaba, la "Ciudad de los pibes sin calma". Las librerias se me venían una tras otra, seduciéndome, no solamente a leer, sino a tocar los libros en publicaciones, que se amontonaban por miles, casi inundando la vereda. Me devolví al Teatro Alvear, para llegar antes de la hora prevista. Fito Paez, presentaba su disco "Tercer Mundo". Me puse en la fila para ingresar, mi ansiedad se transformaba en nerviosismo, mientras miraba llegar a cientos de jóvenes, con su pelo largo, muy alegres y expresivos. De improviso en medio, del gentío, se acerca un tipo y pregunta: "¿ A qué hora toca Fito?"; yo, casi inconsciente y un poco dudoso, como cuando uno parece reconocer a alguien, pero no está seguro. "A las 7", le respondo. "Gracias Che", contesta con una amplia sonrisa, en ese momento me doy cuenta que es el Flaco Spinetta, con esa sencillez que caracteriza a los grandes. "Hola Flaco, le grito, soy chileno y es un honor conocerte", al momento en que en forma automática, estiro mi mano; "Ehh qué bien, saludos a tu hermoso país", me dijo cuando se perdía entre la multitud. El recital estuvo increíble, Fito deslumbró, con el Bambino Carámbula y obviamente invitó al Flaco, a tocar un par de temas, del disco "La,la,la". El lunes, mientras contemplaba el mar, desnudo, como llegamos y como nos vamos, de este mundo, escuchaba al flaco cantar: "Y quien resistirá cuando el arte ataque...". Pensé en la hermosura de la creación y que su música al igual que las piedras, que las olas hacían sonar, quedaría para siempre, mas allá de nuestra frágil humanidad.
Hasta pronto Flaco: Fue un honor conocerte..., esperáme con la pava lista y cebaremos un mate, recordando esa tarde en el Alvear.
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