domingo, febrero 08, 2009
jueves, enero 29, 2009
Calle de Las Agustinas
Muchas veces al mostrar las fotografías, de una serie sobre el Santiago antiguo, en especial del Barrio Brasil y en específico de los rieles del tranvía, como tema. He sentido que su complejidad no llega a concretarse en un mensaje que, sea fácilmente de codificable por el espectador.
En esta serie de fotografía sobre los rieles, trabajo en varios niveles del discurso fotográfico.
Desde la composición clásica, que de acuerdo a las leyes de la zona áurea y los puntos que determinan los tres tercios de un segmento, para establecer desde ahí, los puntos de fuga de una imagen. En el caso de la fotografía, esto se hace evidente desde el nacimiento de un extremo del riel, que está en la zona áurea, hacia el otro extremo , en el punto exacto de la misma proporción, pero en ese segmento.
Cuestionar semántica mente, desde la imagen, la composición clásica en el plano, con las proporciones clásicas de la composición, tensionando la líneas de fuerza, al interior de la imagen, de manera que la velocidad establecida de punto a punto, transforme la materia-objeto, del registro digital, en otra cosa, que adquiere otra forma, y que buscar significar, desde esa nueva forma, para construir un discurso, que desplaza a la fotografía desde el plano bidimensional, hacia la configuración de formas, que se alejan de la figura, para desde el abstracto, elaborar un alternativo, no ya nuevo, discurso, un alternativo"constructo".
En la imagen, se busca además, que esa forma significante, establezca una relación beligerante, entre esas masas significantes.
El asfalto como materia. no ha sido utilizado en escultura, pero yo lo uso como elemento, como forma significante. Y desde la revolución industrial, que vio en el asfalto un referente de la modernidad, en el concepto de un elemento efectivo para cubrir la tierra, hasta transformarse en calle, camino, vía.
El riel por oposición corresponde a otra etapa histórica, es la era del hierro. Forjados en Francia, llegaron hasta las calles de Santiago de Chile.
Y en esta contienda de tiempos y de movimientos, el asfalto y toda su modernidad, ha tratado en vano de avallasar la historia de la era del hierro. Una y otra vez, caliente como negra piedra de fuego, ha tratado de cubrir la historia. Y en apariencia lo logra. Hasta las primeras lluvias, donde el paso de la misma modernidad, lo fragmenta, lo muele, lo hace desaparecer, hasta que emerge desde el fondo, el hierro del riel.
En una esquina del centro de Santiago. En Agustinas (por el lado monacal) con Cienfuegos (por el lado masón), se libra en el piso una cruenta lucha entre dos eras, del pasado.
domingo, enero 11, 2009
lunes, enero 05, 2009
Año Nuevo 2009
Cuando opto por una velocidad muy lenta, busco contrapesar el movimiento del bote, en que estábamos, a contra ritmo con los fuegos artificiales, que se desplazan hacia el cielo, a la velocidad de la luz.
Opto por transformar, el haz de luz en otra cosa. Busco darle textura, forma cuerpo, tridimensionalidad a la fotografía. La atmósfera viene por defecto.
Año Nuevo 2009
Año Nuevo 2009
La contraposición de ambas luces, la del flash y la débil luz emanada del interior de las orejas parpadeantes, fueron un desafío. Lograr que el mar de fondo desapareciera en negro, para que aumentara el contraste con el rosado y verde de las orejas parpadeantes, y del flash que busca dejar ambos rostros delineados con el detalle del verde brillo de la peluca. Las luces al costado derecho son solo un referente, un pretexto, para darle profundidad de campo a la escena. Es un punto de referencia en la zona áurea, hacia donde las fuerzas de la perspectiva se equilibran, por la regla de las proporciones áureas.
All Rights Reserved Carvajal Art 2009.
All Rights Reserved Carvajal Art 2009.
viernes, enero 02, 2009
lunes, diciembre 15, 2008
La Lengua de Mick Jagger por Andy Warhol
Cuando yo era un adolescente, los actuales buses, se llamaban micros; las cuales de un tránsito desde micro a micro-buses, se transformaron en otra cosa.
Las micros eran una individualidad toda, en su interior, dada la exigencia de la normativa vigente a esa fecha, la obligatoriedad de ser pintada de rojo, azul y blanco, como los colores de la bandera de Chile. Los modelos podrían cambiar más no la bandera, que los micros llevaban en su exterior.
Pues bien, un elemento fundamental en el aditamento interior, era el espejo retrovisor; arma letal, en la mirada fiera del chofer. Era un contacto vista a vista, con el conductor, desde la pisadera, de la escalera trasera,
El espejo retrovisor era siempre redondo y condición Sine Quanon, era la ubicación en el extremo superior derecho, de un tubo que servía de pasamanos. Orientado hacia el fondo de la micro, cual radar, que contiene en su imagen inversa, la mayor cantidad de especio.
Al comienzo los espejos retrovisores era comunes y corrientes; incluso yo diría más corrientes que comunes, dada su grado alto de distorsión, que a veces implicaba que la señora gorda, que acaba de pasar, por el pasillo hacia el fondo, después de la quinta fila, se comienza a ver como un humanoide.
Cual lentes normales, podían cubrir muy poco del espacio de la micro, lo que obligaba a tener un espejo cuadrangular, sobre la visera del conductor. Ese era de formato cinematográfico, de mejor resolución óptica.
En cambio el retrovisor atacaba por el costado, tratando de priorizar la visión de la escalera posterior, pero siempre en un primer plano, que en algunos casos alcanzaba el detalle.
Con el paso de los años, fue necesario, la adición de un segundo espejo retrovisor, de iguales características al delantero, pero en la parte trasera. La visión ahora, si bien no era panorámica, permitía la fragmentación de la micro en sus espacios más críticos.
Con el tiempo, la introducción de espejos más sofisticados, de visión panorámica, amplió la visión, pero achicó los elementos en la imagen. Ya no era posible distinguir al tipo de la última fila, ya no por aberración, sino por distancia focal, ahora entonces, el humanoide, podía ser un humano. Pero desdibujado al límite de transformarse en un punto que se desplaza en la penumbra...
Independientemente de todo lo anteriormente expuesto, el elemento unificador, en primera instancia, era la decoración; la cual podía constar de unos flecos en color rojo o amarillo, en busca de un símil, con los pétalos de una flor. Esto podía variar Ad Libitum, dado el ejercicio pleno de la libertad decorativa.
Con el advenimiento del Pop Art. Los micros se llenaron de colores y formas, psicodélicas, de distintos tipos. Que ya analizaremos en su debida oportunidad. Lo consistente es que producto de estos nuevos conceptos, se fueron adoptando, los íconos del Por Art, como elementos fundamentales de la decoración. Desde signos de la paz, hasta la palabra FEO, comenzaron a decorar, tímidamente el espejo retrovisor. Que ya transformado en elemento importante, podía incluir luces parpadeantes, herencia del Arte Cinético, hasta autoadhesivos con los más increíbles diseños y logotipos.
De todos los íconos del Pop Art, el más usado, pegado, pintado y reproducido, es sin lugar a dudas la lengua, Logotipo de los Rolling Stones, transformado en ícono del movimiento, en manos de su creador de Andy Warhol, inspirado en la boca y lengua de Mick Jagger.
Yo creo que Andy Warhol, jamás se imaginó que su lengua iba a ser tan Pop-ular, dentro del gremio de dueños y conductores de micro, en nuestro país; todos en su mayoría al margen absoluto del conocimiento, teórico del movimientos Pop, ni de su mayor exponente.
Al chofer, en su absolutamente ignorancia, estética, le gustaba tanto la lengua, que la compraba en diferentes formatos, terminando por pegarla, en las zonas más increíbles de la micro. La lengua estaba por todas partes y en todos los espejos retrovisores.
El espejo retrovisor, tenía por lo demás muchos elementos, que lo hacían estar más cerca del pueblo (Pop) y de sus abstracciones estéticas (Art). Era el espejo donde la señora se miraba y se arreglaba el peinado, el empleado antes de llegar al paradero, se arreglaba la corbata, el joven novio, se ajustaba el cabello, y el señor antiguo, enderezaba su sombrero. A todos sin excepción les sacaba la lengua la dupla Jagger-Warhol.
La lengua desvergonzada, irreverente, al borde de La Náusea de Jean Paúl Sartre.
Esa lengua repetida millones de veces. Serializada. Copiada. Reproducida. Como Warhol, lo deseaba.
El movimiento artístico, ARTE POPULAR (Pop Art) ahora estaba en manos del pueblo y en sus manos se repetía y se masificaba, sin la necesidad del entendimiento teórico, ni de las explicaciones del mismo.
La completa prescindencia del discurso plástico, en la efectividad de su praxis, daba por sentadas las bases, del movimiento que sella, el modernismo, desde las artes plásticas hasta la performance, para dejar encaminado el Post Modernismo de los ochenta.
El Por Art, es la manifestación empírica de la posibilidad del acceso, manejo y expansión, del arte, a niveles populares, donde no existe, el marco teórico, que posibilite la entelequia, del fenómeno.
Ahí reside la genialidad de Andy Warhol. La creación de una dinámica que se basta así misma, no necesita del proceso de la abstracción, para obtener un sentido, mediante la explicación, mediante el acceso al conocimiento a través del arte.
La lengua de Warhol, se instara como una obra de arte, infinitamente masiva. Está en las poleras, en los autos, en los baños, en cualquier lugar. Cualquier lugar puede ser idóneo para que la obra de arte se exhiba y funcione, más allá del entendimiento del espectador. El acercamiento del público al arte de Warhol, tiene una puerta de entrada, reconocible. Hay una forma, una figura distorsionada, que le permite arrancar del figurativismo, de siglos anteriores, tiene un contenido irreverente, que lo acerca, en su ironía, al gusto del pueblo. Gente común y corriente. Que no tenía idea de este señor de pelo blanco. Pero que cada vez que veía la lengua, no podía dejar de sonreír.
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