viernes, noviembre 14, 2008

Blade Runner: Ridley Scott




Hay un momento en el tránsito, de los héroes trágicos, en toda la dramaturgia griega, en la cual, se produce lo que más tarde fue llamado, "epifanía".
Conocida técnicamente como "anagnórisis", es el momento exacto en que el Héroe, tiene una percepción más total, más gestáltica, del devenir de su vida, en relación con su destino.
Es el momento de la verdadera claridad, en el acto de pensar, es el momento donde la reflexión, la meditación alcanza lo sublime y un entendimiento que tiene que ver con lo perecedero, que escapa a lo cotidiano, a aquello que sucede casi por azar. Este momento, de ribetes mágicos, produce un grado de conciencia distinto del entramado, donde se desenvuelve la vida de los personajes que constituyen la historia. Este nuevo grado de conciencia, le permite "ver" al Héroe, la verdadera dimensión de su camino. La verdadera hazaña, en la que está envuelto.
Hasta ese momento previo, sólo tiene la conciencia de un ser normal que se debate entre los pesares y alegrías de cualquier ser humano, o supra humano, en el caso de los Titanes.
Hasta ese momento todo es "normal", controlable, manejable, bajo los principios aristotélicos del Causa y Efecto. donde las categorías dicotómicas, sirven para "entender" la realidad y actuar en consecuencia, en pos de un objetivo, sea este individual o común.
La anagnórisis en cambio, sitúa al Héroe en otra dimensión, donde las unidades de Tiempo, Espacio y Acción, se trizan y se rompen, para dar a luz, a un nuevo orden, al discurso, desde la perspectiva de Michel Foucault. Un orden que tiene que ver más con lo divino que con lo terreno. Con lo imperecedero que con aquello, desechable. En ese momento de lucidez, el héroe se da cuenta, que su misión es más compleja e importante, que lo que él creía, al comienzo. Hay un descubrimiento de una verdad, que encierra todas las verdades, y que tiene que ver con las preguntas que todo ser humano se hace y que tienen que ver con lo vital de la existencia. Desde Esquilo hasta Kantor, pasando por Shakespeare. Las preguntas son siempre las mismas, y las respuestas, son las que dan origen al pensamiento humano, a la humanidad contenida en la filosofía, desde Sócrates a Nietzsche.
Esta magistral escena, de Blade Runner, "contiene" ese pensamiento, ese momento mágico donde las preguntas esenciales que atraviesan la historia de la humanidad, vuelven a hacerse presente en los personajes centrales. Prota y Anta Gonista. Como el yin y el yang, enfrentados al misterio de la vida, en momentos en que esta se vuelve sublime y desde el pensamiento, nos llega mediante la emoción, al alma. Donde reside la vida y la plenitud de la misma.

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