La fotografía tiene que ver fundamentalmente con el problema de la luz. Un problema a solucionar, para ver, para ayudar a ver. La fotografía se construye sobre la base del manejo de la luz, “escribir con luz”. Escribir sobre espacios, escribir sobre acciones, escribir sobre tiempos.
La fotografía del cine, busca escribir con la luz, a través del lente.
Esa gráfica en Blade Runner, está dada por la vasta experiencia en cine publicitario de Scott. Y que aquí adquiere el supra formato en lo que a soporte de luz, se trate. Scott y su director de fotografía asumen, el desafío de, contar una historia de noche. Una noche eterna. Interminablemente lluviosa. Donde la mezcla de olores y lenguas, bajo la lluvia ,tiene aquí una gran muestra. La lluvia como elemento tensionante, complica a cualquier director de fotografía. Pero, Scott, logra combinar diferentes tipos de luces: tungsteno, neón , sodio, flúor, etc. , con una lluvia espesa, con vapores y densa bruma, donde las ejecuciones adquieran un toque impresionista. La incursión del láser en el cine, logra luces que pueden cortar el espacio, definiéndolo como un espacio significante, en si mismo, Un espacio que se sirve de la luz, para darse a conocer. Un espacio vigilado. Un espacio virtual. Cruzados por estas luces, mientras los cuerpos se deslizan dentro de él. Supra espacios, donde las dimensiones son Kafkeaneas. Edificios Barrocos, iluminados magistralmente, para configurarse en espacios, de sacrificio, a favor de la luz. Desde esa perspectiva, la fotografía se basa en una noche sostenida, durante dos horas, para llegar al final, al amanecer. Cuando los enamorados se fugan de si mismos. De ese papel que les había asignado la Corporación Tyrell. El final de la larga noche, que sella el amor entre el humano y la replicante. El unicornio va al final, de testigo, al amanecer.