La inexistencia de una interfase cultural, que permita adentrarnos en la concepción teórica de obras como la Recta Provincia, impide un verdadero conocimiento de la obra, para su posterior valoración.
Para público televisivo que tiene a filmes de acción, como referente cinéfilo, es muy difícil poder entender, una forma absolutamente distinta de hacer cine; Que implica una concepción distinta del guión en cuanto a un argumento carente de conflicto; Un estilo de actuación donde la clave es no actuar; “se les paga poco, entonces hagan poco" (sic), (parafraseando a otro director); La posición de la cámara, lejos de la acción; Encuadres no convencionales, que desechan el -plano /contra plano-; Montaje asincronico, que opta por largos planos secuencias; Un sonido donde se privilegia los planos secundarios, los murmullos, el registro sonoro del comentario susurrado, de los “cahuines “ , del ambiente, en definitiva; Una iluminación inexistente, privilegiando la luz natural y no evitando el contraluz extremo; por citar alguna de las diferencias entre el cine convencional y el cine de Raúl Ruiz.
El aspecto coyuntural del retraso en la emisión, contribuye aún más a la ejecución de un brujo que hace películas.
Espectadores que se fueron a dormir en espera de la emisión del primer capítulo, más los que cambiaron de canal, al no entender, y por consecuencia aburrirse con lo que está viendo, configuran un cuadro al menos sospechoso. Ensalzar al héroe para ejecutarlo sin piedad al momento de la caída. En este contexto, la mayor de las victorias, podría ser que el brujo muriese mediante su propia pócima: Una obra que sea difícil de digerir y a un horario no adecuado, de manera que no la vea nadie.
Al no verla, no entenderla, ni valorarla, Ruiz pasa por la parrilla programática de la estación supuestamente estatal, como un esqueleto desmembrado. Un producto cultural que no tiene mucha audiencia, sustenta el argumento de que la masa no prefiere ese tipo de programas por lo tanto no es lógico invertir en ello, cargando los dados hacia una programación más farandulera y por ende más rentable.
Con programas envasados y transmitidos sin ninguna funcionalidad pedagógica, no existe el mismo riesgo del encantamiento que pueda generar un brujo que pone imágenes en nuestra retina y nos sumerge en otros mundos.
Como varios que no se salvaron de la hoguera, Ruiz debe ser ejecutado, sabe mucho, es un
cineasta muy culto, un intelectual de primer mundo y puede meterles cosas en la cabeza a la gente de aquellos lugares, desde donde Ruiz
rescata sus historias. de esta manera el mensaje de la Recta Provincia, no llega a Champa, ni Putre, no llega a Coihueco o Panguipulli, no lo ven en Nahuelbuta ni en Cobquecura, ni en Tocopilla ni en Punitaqui, pero como los brujos, brujos son, aún a pesar de todo este manejo, logró una gran sintonía, cual agua bendita vuelve a Ruiz a la vida, y es de esperar, esta vez por siempre.