sábado, noviembre 22, 2008

Blade Runner: Harrison Ford, el Carpintero.


Lo más importante para un actor, es una indicación precisa, de parte del director; de qué es lo que quiere, con el personaje, en relación a su concepción del film. Es en esta estrechísima relación, surge la magia de la creación de un personaje.
Durante toda mi experiencia como actor y director, pude constatar esa premisa, del arte de la actuación
Un director debe conocer a su actor para que éste entienda, las indicaciones en forma coherente, con la totalidad de un film, que se va armando a fragmentos. En este sentido, la relación Ford-Scott, fructifica a un punto tal, que permite a Ford, madurar los conceptos vertidos, en torno a la creación de un exterminador, de replicantes, a lo largo de su carrera.
Si hay una de las cosas que técnicamente me fascina en Harrison Ford, es su precisión, en la ejecución de las Acciones Físicas, del personaje, el preciso manejo con los elementos, sea esta una espada, un látigo, o un celular en el oído, con un arma en la mano. La acción física, puesta al servicio de la emoción. Emoción que por lo general es de una angustia sostenida en el tiempo, que pueden llevarlo al terror.
La definida tesitura, emocional que despliega Harrison Ford, en su actuación, acentuada por una perfecta, concatenación, de las acciones y los textos, en relación a un rápido Tempo, generan la magia. Aparece un exterminador, que siente diferentes niveles de angustia, de hastío, de indiferencia ante la muerte.
Cuando, se estrenó por primera vez Blade Runner, en Chile, fue en el Teatro de Universidad Católica, donde trabajaba y estudiaba, como actor. Recuerdo que la escena que más me quedó dando vueltas, técnicamente, fue el momento, en que el exterminador, se lava. Se lava las manos de su sangre. Se lava las manos y el rostro de todas las muertes. Se lava la cara, de su rostro de asesino. Es espera que el agua lave su condena.
La convulsión de la muerte, del que asesina, magistralmente realizada, a partir de una acción física, altamente significante.
Mientra caminaba, luego de unas cervezas, por la avenida del costado del teatro, me busqué en los bolsillos los Lucky , encendí uno, recordando su actuación. Mientras el Ronson, se cerraba dejando su suave estela a bencina blanca, pensé que Ford, estaba genial, que para ser un gran actor, había que ser antes, un gran carpintero.





miércoles, noviembre 19, 2008

BLADE RUNNER: Ratchel, la preferida de dios.


Al final, solo ella se salva.
Ella, es la amada por todos.
Ella, la mas perfecta de los replicantes.
Ella, sabe que Roy va a morir.
Ella, sabe que es mas humana que todos.
Ella, que va adelante en cada acto.
Ella, que fuma, tiene recuerdos, sensaciones, toca el piano y que es mas perfecta que Roy.
Ella, que seduce a su ejecutor, que la va a salvar de los sicarios, que pretenden eliminarla.
Ella, que había sido la joya de la compañía.
Ella que era propiedad de la corporación.
El lujo mas exclusivo de dios.
La versión perfecta.
La diosa.
Ella, acaba con todos y se escapa con el ejecutor.


Este final tan delirante, tuvo objeciones desde ciertos ámbitos, de cuestionamiento.
Tanto así, que Ridley Scott, tuvo que elaborar dos finales.
Generando una versión completa, que fue entregada mucho tiempo después, de la previa.

La tesis de que una diosa, vence a toda la Corporación Tyrell, mediante una ejecución sistemática, de todos sus compañeros replicantes, subvertidos contra la entidad que desarrolla inteligencia artificial, no podía ser aceptada de buenas a primeras.

Ella sabe desde un comienzo, que el ejecutor los va a eliminar a todos, menos a ella.
Ella sabe, que es la preferida de dios.

lunes, noviembre 17, 2008

Blade Runner; Lágrimas bajo la lluvia




Hay un punto de inflexión donde la lágrima se confunde con la lluvia, como si el agua caída de los cielos, fuesen los cielos, esos cielos internos que sangran por los ojos, como si eso fuese a devenir en algo, que pudiese contener la realidad, a través de ellos. Esos ojos, que vieron aquello, que el creador ni siquiera soñó.
Roy es el que lleva el estigma del dolor, por haberse revelado a su creador. Es el anta-gonista, "el malo de la película", pero que tiene un alma, tan blanca como la paloma que asciende, llevándola en sacrificio, a esos mismos cielos que lo vieron nacer.
Roy asciende, con la marca de Caín en la frente, como en Hesse.
Es Judas. Es el estigmatizado, el hijo pródigo, que se auto clava la mano, para ser el súper hombre de Nietzsche.
Roy sabe, que es hijo del bien y del mal, que tiene alma, que tiene recuerdos, que ama, que desea a esa mujer hermosa, y que no va a permitir que el ejecutor, le desprenda de su sentido del Ser.
Sabe que ascenderá ese edificio altar. Sabe que será ejecutado. Pero asciende y acepta su sacrificio en pos de su humanidad. Esa humanidad arrebatada replicante a replicante.
Roy es la versión perfecta. Es un Titan. Se sobrepone a todo, incluso al dolor de si mismo. Sus dedos y sus manos ya pueden soportarlo todo. Destrozaron, incluso, la mente de su creador, que lo admiraba.
Pero debe morir.
Es el destino de los dioses. Ahora, solo le queda luchar hasta el final. Hasta cuando todo solo sean, lágrimas bajo la lluvia.

viernes, noviembre 14, 2008

Blade Runner: Ridley Scott




Hay un momento en el tránsito, de los héroes trágicos, en toda la dramaturgia griega, en la cual, se produce lo que más tarde fue llamado, "epifanía".
Conocida técnicamente como "anagnórisis", es el momento exacto en que el Héroe, tiene una percepción más total, más gestáltica, del devenir de su vida, en relación con su destino.
Es el momento de la verdadera claridad, en el acto de pensar, es el momento donde la reflexión, la meditación alcanza lo sublime y un entendimiento que tiene que ver con lo perecedero, que escapa a lo cotidiano, a aquello que sucede casi por azar. Este momento, de ribetes mágicos, produce un grado de conciencia distinto del entramado, donde se desenvuelve la vida de los personajes que constituyen la historia. Este nuevo grado de conciencia, le permite "ver" al Héroe, la verdadera dimensión de su camino. La verdadera hazaña, en la que está envuelto.
Hasta ese momento previo, sólo tiene la conciencia de un ser normal que se debate entre los pesares y alegrías de cualquier ser humano, o supra humano, en el caso de los Titanes.
Hasta ese momento todo es "normal", controlable, manejable, bajo los principios aristotélicos del Causa y Efecto. donde las categorías dicotómicas, sirven para "entender" la realidad y actuar en consecuencia, en pos de un objetivo, sea este individual o común.
La anagnórisis en cambio, sitúa al Héroe en otra dimensión, donde las unidades de Tiempo, Espacio y Acción, se trizan y se rompen, para dar a luz, a un nuevo orden, al discurso, desde la perspectiva de Michel Foucault. Un orden que tiene que ver más con lo divino que con lo terreno. Con lo imperecedero que con aquello, desechable. En ese momento de lucidez, el héroe se da cuenta, que su misión es más compleja e importante, que lo que él creía, al comienzo. Hay un descubrimiento de una verdad, que encierra todas las verdades, y que tiene que ver con las preguntas que todo ser humano se hace y que tienen que ver con lo vital de la existencia. Desde Esquilo hasta Kantor, pasando por Shakespeare. Las preguntas son siempre las mismas, y las respuestas, son las que dan origen al pensamiento humano, a la humanidad contenida en la filosofía, desde Sócrates a Nietzsche.
Esta magistral escena, de Blade Runner, "contiene" ese pensamiento, ese momento mágico donde las preguntas esenciales que atraviesan la historia de la humanidad, vuelven a hacerse presente en los personajes centrales. Prota y Anta Gonista. Como el yin y el yang, enfrentados al misterio de la vida, en momentos en que esta se vuelve sublime y desde el pensamiento, nos llega mediante la emoción, al alma. Donde reside la vida y la plenitud de la misma.

martes, noviembre 04, 2008

San Carlos: El sentido de la Fiesta



Todos los 4 de Noviembre, mi madre hacía una fiesta descomunal, donde se celebraba todo de una. Cumpleaños, Aniversarios, Onomásticos etc, etc.
Familiares de distintos puntos de Chile acudían a esta fiesta que comenzaba un viernes con el arribo de los comensales y finalizaba cuando el domingo se recogían los últimos platos.
Todo había sido preparado con mucha antelación: la pintura de la fachada y de todas las habitaciones era un rito del cual participaba, premunido de brocha y tarro de pintura, con un gorrito de papel en la cabeza. La iluminación de las guirnaldas, me enseñó ya de muy niño, lo que significaba un golpe de corriente. Entre cables y conectores, realizaba todas las instalaciones de sonido, que había ido aprendiendo con la práctica. El registro fotográfico era otra de mis responsabilidades. Las cuales había que apresuradamente combinar, con las de abastecimiento de los bebestibles y comestibles, que incluían toda una variedad, que no dejase lugar a dudas, que una fiesta es una fiesta.
El concepto de DJ, tampoco existía, pero era mi función, ya comenzada la velada, que era de mantel largo, en una interminable mesa, a la que por un costado, se agregaba la tan chilena "mesa del pellejo", donde siempre se ubicaban los más revoltosos y humorísticos invitados, que con sus chistes y risas, invitaban, a los más formales, a dejar los convencionalismos, para entregarse al placer de disfrutar de una velada inolvidable.
La cena era una consecución de exquisiteces que iban desde lo más selecto del mar, hasta aquello que constituía los elogios para los o las cocineras. Las chirimoyas ebrias de vino blanco, competían con las frutillas que sumergidas en vino tinto, hacían del borgoña un ir y venir. Los vinos se abrían casi en una sinfonía de corchos que indicaban que la fiesta ya estaba encumbrados hacia la pista de baile, que ya hacía de sus sones el mayor atractivo. El pisco sour, la champagne y el wisky, competían por llegar antes a los labios de los sedientos bailarines, que brindaban en forma consecutiva por los santos.
Una vez terminada la comida, el baile era toda la fiesta; la alegría desbordaba por los rincones y las risotadas, parecían escapar por las ventanas a contagiar a todo el barrio.
El amanecer pillaba de improviso a los bailarines, pletóricos de satisfacción. Algunos rendidos se iban a dormir, otros más resistentes continuaban la juerga hasta el otro día, pasando por el desayuno y la preparación de algún caldo mágico que espantara la borrachera.
Con el lento pasar de las horas de la tarde, la conversación y los recuerdos sumían a los invitados en una amistosa nostalgia, que devenía en preparación de las maletas para iniciar el regreso.
Cuando el sol anunciaba sus últimos rayos y las "onces" eran ya pasado, comenzaba el ritual de despedida. En la puerta, mi abuelo, el santo mayor, mi padre, el santo del medio, mi madre y yo el santo menor, recibíamos las felicitaciones y agradecimientos por tan magno evento.
Hoy, que casi ninguno de esos invitados sobrevive, reflexiono con nostalgia, el paso del tiempo que hizo que el concepto de fiesta, se fuese diluyendo en nuestra sociedad, para encerrarnos en un individualismo que no deja espacio, al compartir, en pos del baile y de la risa, en un entorno familiar, donde todo era conocido, las anécdotas, los chistes repetidos una y otra vez; donde los abrazos, hacían pensar en una fraternidad, que se materializaba en una amistad.

Es San Carlos nuevamente, entonces, de pie junto a la puerta que vio pasar mi niñez, brindaremos entre alegres y emocionados, por todos los que un día, celebraron y hoy ya no están.

Que Nuestra Sangre Cante su Sombra



Avanzan sus rostros en el silencio. Son los ausentes. Nos llaman con la voz transparente de los sueños. Están tan cerca que no necesitamos levantar los ojos para verlos. Somos nosotros los que vemos a través de ellos, por eso nos nublamos en los días más radiantes y en medio del huracán oímos la delgada música de una rosa. Los ausentes son nuestra memoria. Sus pasos nos conducen a la infancia que se oculta siempre en lo perdido. Y cuando estamos solos afinan nuestro corazón con la honda verdad albergada en lo que no existe. Respiran junto a nosotros envolviéndonos en un humo luminoso que rescata: de la casa la penumbra cálida de una mano materna; del primer amor la alteración misteriosa de la vida que late con el pulso de otro ser; del llanto su quieta celebración final; del beso su cielo desvanecido.
Los ausentes nunca cicatrizan dentro de nosotros. Existimos desde su herida. Nuestras palabras transitan por el mudo idioma de signos que nos dejaron, por eso siempre dicen más de lo que dicen. Los ausentes nos hacen señas desde las brasas de una fotografía, desde el muñeco de trapo derrumbado en el salón, desde el racimo de luz que al atardecer tiemba en nuestra mesilla de noche, desde la altitud que alcanzamos en nuestros sueños...
Los ausentes se alegran con nosotros porque en su inmovilidad cantan sin tiempo aquella mañana feliz. Y se entristecen como un crepúsculo al que se le da la espalda cuando vemos cómo todo se aleja y, sin respuesta, todavía lo amamos. ¿Qué sería de nosotros sin los ausentes? Nos quedaríamos sin historia, opacos. Nuestro corazón latiría sin la música de ningún paisaje. Nuestro cuerpo sería invisible, porque nuestro cuerpo lo construyeron todos los seres que amamos.
Sería un cuerpo sin esquinas, sin lagos, sin precipicios. Sería una piel muda, sin la hoguera de la memoria de otro cuerpo. ¿Qué sería de nosotros sin los ausentes? Conoceríamos la esterilidad, el inconsolable dolor de nunca en alguien poder amanecer. Nos perderíamos sin que nadie nos buscase. Caminaríamos por una soledad sin imágenes. ¡No, que vengan! ¡Que nunca se apague el astro de su memoria! ¡Que nuestra sangre cante su sombra!
J. Lostalé.

Felicidades!!

lunes, octubre 27, 2008

sábado, octubre 04, 2008

Andrés Pavéz / Carlos Francisco : In Memoriam

Hoy es 4 de Octubre. Día de San Francisco ( mi onomástico) y el cumpleaños de mi padre, de igual nombre, en honor al Santo.
Muchas veces en nuestras largas tertulias automovilísticas, repasábamos juntos la Historia del Teatro Chileno y sus protagonistas.
Un día me dijo afectado...no sabe quién falleció Carlitos...!
-... No respondí - absorto-
- Su amigo Andrés...- , se apresuró en decir, al momento de hacer una mueca en su rostro.
Nunca podría imaginar que fuese mi padre quien reparara en la noticia, perdida entre tanta letra impresa suelta. Donde los actores, al igual que en los tiempos de Shakespeare, estaban entre el cementerio y el patíbulo. Absolutamente ignorados en el olvido del tiempo.
-No le puedo creer-, respondí acongojado.
Y se nos vinieron encima los recuerdos de mi encuentro con Andrés en la Compañía de Teatro Independiente, El Clavo; y Juan Edmundo González. Todos Q.E.P.D.
Hoy veo la noticia que adjunto más abajo y pienso en el cumpleaños de mi padre y en Andrés, y el teatro callejero pobre. Teatro Gay, arrancando de los pacos. Siempre presos en la Primera Comisaría, por maricas y por payasos.

Estará en la Historia de Teatro Chileno el trabajo de Andrés Pavéz, o caerá en el olvido como tantos otros, como Rodrigo Marquett , por ejemplo. Suicidado de si mismo.

Vaya por todos ellos, un saludo y un brindis por su recuerdo y mi onomástico.

lunes, septiembre 15, 2008

viernes, septiembre 12, 2008

Impro Madrid v/s Argentina

Bárbara Traverso, Gonzalo Rodolico, Borja Cortés.
La teatralidad en mis fotografías, está dada por la captura de la intención del actor, en este caso respecto de su entorno.
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Impro Madrid Ganador Mundial Impro Chile 2008

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Impro Madrid


El Capitán del equipo español Borja Cortés y el bufón argentino Gonzalo Rodolico.
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Impro Madrid

Jorge Rueda y Laura Mas.
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Impro Madrid

Impro Madrid, en uno de los primeros encuentros del Mundial Impro 2008.
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Impro Madrid




Jorge Rueda, gran maestro de la improvisación española, en medio de uno de los match, del Mundial de Impro 2008.
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